ENVEJECEMOS POR LOS DAÑOS, NO POR LOS AÑOS.
El paso de los años no es ajeno a nadie. Todos envejecemos y la cuestión aquí es «cómo», la única variable.
La realidad es que la pérdida de masa, fuerza y función muscular relacionada con la edad afecta a la calidad de vida y se asocia con la atrofia de las miofibrillas musculares rápidas tipo IIa y sobre todo llx, y también el desarrollo de resistencia anabólica en el músculo y de disfunción metabólica sistémica.
Mediante la realización de programas de fuerza (y NO el “camine” o “muévase”), seleccionando ejercicios seguros y eficaces funcionalmente y realizados con la mas alta atención a la velocidad del movimiento en su fase concéntrica, promueve la activación de miofibra glucolítica (fibras lla y llx), aumenta niveles de IGF-1 y es la intervención terapéutica mas eficiente para promover la salud metabólica y mejorar calidad de la vida (y de futura muerte).
En conclusión; envejecer es inevitable, pero sentirse viejo es opcional.
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